LOMOS DE TELA: FILIPPINO LIPPI, La Virgen y el Niño (ca. 1485)

viernes, 16 de agosto de 2013

FILIPPINO LIPPI, La Virgen y el Niño (ca. 1485)

FILIPPINO LIPPI
Llamado Filippino Lippi para distinguirlo de su padre
Prato, Toscana, c. 1457 – Florencia, abril 1504

La Virgen y el Niño (ca. 1485)
Temple, óleo y oro sobre tabla. 81,3 x 59,7 cm
Adquirido en 1949
The Metropolitan Museum of Art

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David DeCe

Impresor Offset Gran Formato Editorial
Gestor del color en alta calidad (HI-FI)
Técnico métrica del color y espectrofotometría ISO 12647
Técnico Superior Preimpresión y Producción Artes Gráficas
Master en gestión de la Industria y la comunicación Gráfica

Cinco años como Cajista en una Minerva a pedal (impresión, grabado, troquelado y acabados ), en Talleres Gráficos Sanpons (Imprenta del Gran Teatro del Liceu). Especializado con la fotografía de bodegón, y los retoques con planchas de zinc, magnesio y cobre; -con la ayuda de impresores y fotocromistas-, con acabados a plumilla, o con la hoja de afeitar sobre una mancha negra.

Diez años como impresor Offset en la imprenta que había dentro de la sala de exposiciones temporales de la Casa Milà (La Pedrera de Gaudí), que recoge todo tipo de catálogos y libros, organizados y producidos por la misma fundación o en colaboración de otras instituciones, que se acercaban al gran público la obra de Durero, Goya, Fortuny, Kandinsky, Chagall, Dalí, Giacometti o Chillida.

Dos años como impresor Offset en Arts Gràfiques AGO. El valor constructivo del libro objeto y el mundo editorial. Especializado en gran formato, 6 cuerpos + acrílico (72 x 102 cm). Atención técnica i producción para a empresas públicas y privadas: MNAC, MACBA, CCCB, Arts Santa Mónica, Generalitat de Catalunya, Ajuntament de Barcelona, Palau de la Musica, Teatre Lliure, Museu Historia Catalunya, Puig, Tous, Loewe, Idesa, Vacheron Constantin, Index Book, etcètera. En 2012, Arts Gràfiques AGO obtiene el premio europeo Top Aplication 2011 por la calidad en la fabricación del libro objeto.

ARS GRAVIS, VITA LEVIS

He tenido la suerte de tener una escuela de arte metida en casa, por decirlo de algún modo. Mi padre me ayudó a comprender lo importante que es descubrir. Para él, todo lo demás era secundario: prestigio, dinero, nombre.

Con catorce años abandoné los estudios, rodeado de helvéticas, excéntricas, cabezales, numeradores, palancas, grasa, aceite y tinta, sin estar humanamente convencido de que la imprenta es el "arte de reproducir en un papel u otra materia, por medio de presión, una plancha o unos caracteres impregnados de tinta". Esto se debía en parte en mi intriga en cuanto a dibujo, color, cálculo, mecánica, pigmentos, resinas y materias, con apariencia, olores, texturas, y nombres atrayentes y embriagadores.

En mi caso, tenía veintiún años cuando di lugar a mi primer molde, tipo o caracteres. Emulaba así a un fundidor de tipos, antes de que el sistema se mecanizara, añadiendo la aleación de estaño y antimonio en caliente. Las minervas semiautomáticas, fabricadas a principios del siglo XX, con las que trabajé, podían producir hasta veinte mil letras por día, mientras que con los procedimientos anteriores apenas llegaba a dos mil quinientas.

La invención del color es una historia luminosa de la magia escondida en la obra del pintor. Y con un personal beso en la mejilla de mi parte: ¡gracias Pedro Moreno Meyerhoff, Luis Marsans, Alicia Marsans, Julio Vaquero y Luis Garcia Mozos!

Hasta ahora no me he atrevido todavía a presentar un planeta cúbico, pero no creo que tarde mucho en hacerlo.

Lomos de tela es un nombre que además no es un nombre, más bien, un argumento que se abre y se cierra, como la puerta.

Cualquiera que se haya asomado al estudio de los límites conoce la importancia de las puertas, dispositivo de tránsito entre espacios que pueden ser cotidianos, insólitos, imprevistos, o temibles. Estas puertas se abren sobre el subconsciente, como que se abren sobre el destino. Esto lo sabía hasta Buñuel, cuando en Un perro andaluz, hizo que una puerta urbana se abriese sorpresivamente a una playa batida por el viento.

Ars Gravis, Vita levis, es una idílica visión personal que se tiene de la producción artística en la antigüedad, algo que se aproximaba al desarrollo de las leyes eternas y la destreza de un operario, que trabajaba de acuerdo con los principios de la belleza absoluta, cósmica, divina y supersensorial de la simetría y la cromatría.

Temas tan apasionantes como la práctica de la pintura, la materia, el humanismo, la literatura, la mente, enzimas, metáforas, recuerdos, formación de la atmósfera, las estrellas, el hombre y el sol. Temas tan básicos como la construcción de un hombre, la supervivencia, la medición de su espacio, el nacimiento y la muerte

La historia del arte es una situación parecida a la descrita irónicamente por Luciano de Samosata (120-180 d.C.) en su obra Historias verdaderas: "Escribo de lo que ni vi ni comprobé ni supe por otros". Hablar de arte no es fácil, puede llegar incluso, a ser peligroso. Van Gogh escribió que el pintor tiene que dejarse el pellejo, en realidad no es nada difícil, ya se encargan de arrancárselo críticos, galeristas y público.